cantante de anime, una persona que interpreta canciones para series animadas japonesas, especialmente los openings y endings que marcan el tono de cada episodio. Also known as vocalista de anime, it es el puente entre la historia visual y la emoción auditiva que queda grabada en la cabeza de millones. No son solo cantantes: son caras y voces que representan la identidad de una serie. Cuando escuchas "Gurenge" de LiSA o "Kizuna" de Yorushika, no estás solo escuchando música: estás recordando momentos clave de tu serie favorita, y eso los convierte en parte del ADN del anime moderno.
Detrás de cada tema icónico hay un cantante japonés, artista que suele ser parte del mundo de la música pop o rock, pero que logra conectar con la cultura del anime. Algunos, como LiSA o Aimer, empezaron haciendo música independiente y se volvieron estrellas por una sola canción de opening. Otros, como Kenshi Yonezu, son creadores completos: escriben, componen y cantan, y sus temas no solo acompañan las series, sino que también dominan las listas de Spotify en todo el mundo. El tema de anime, la canción que abre o cierra un episodio, diseñada para captar atención en los primeros segundos no es un simple adorno: es una herramienta de marketing, una declaración de intenciones y, muchas veces, el primer contacto que tiene alguien con una serie nueva.
Lo que hace único a este mundo es que no necesitas entender japonés para sentir la canción. La energía, el ritmo, la voz: todo lo que importa llega sin palabras. Por eso, un vocalista de openings, el artista encargado de interpretar las canciones iniciales de las series animadas puede tener más fans en Chile o México que en Japón. Y no es raro que artistas como Ado o Yuki Kajiura, que trabajan en bandas sonoras, se conviertan en referencias globales sin haber hecho una gira fuera de Asia.
En esta colección, encontrarás noticias reales sobre artistas que han marcado la historia del anime, desde los que acaban de estrenar un nuevo tema hasta los que han vuelto tras años de silencio. También hay historias de cómo estas canciones se usan en eventos, conciertos y hasta en protestas juveniles —como en Lima, donde la Generación Z las adoptó como símbolo de cambio. No se trata solo de música: es cultura, identidad y emoción en formato de 3 minutos. Lo que verás aquí no son listas de reproducción: son vidas que se conectaron con una serie, y que ahora, con una sola canción, siguen moviendo a miles.