Desfile cívico-militar: qué es, cuándo se hace y por qué importa en Chile

El desfile cívico-militar, una ceremonia anual que combina muestra de fuerza nacional, tradición y orgullo ciudadano. También conocido como parada militar del 18 de septiembre, es el momento más visible de las Fiestas Patrias en Chile, donde las instituciones del Estado se presentan ante la ciudadanía con disciplina, historia y orgullo. No es solo un show de uniformes y caballos. Es un ritual que une a un país entero, desde los niños que gritan "¡Viva Chile!" en las veredas hasta los veteranos que miran desde las gradas con los ojos humedecidos.

Este desfile se celebra cada 18 de septiembre, la fecha clave de la independencia chilena en la Plaza Baquedano, en Santiago. Allí, el Ejército de Chile, la institución más antigua y representativa del país lidera la parada, seguido por la Policía de Investigaciones, la fuerza que protege la seguridad jurídica, los Carabineros, la fuerza de orden público con raíces en la Guardia Civil española, y las fuerzas navales y aéreas. Pero también van estudiantes, bandas escolares, agrupaciones folclóricas y hasta vecinos que participan con sus vehículos históricos. Es un reflejo de Chile en sus múltiples capas: militar, civil, educativa y cultural.

Lo que muchos no ven es que detrás de cada paso sincronizado hay meses de entrenamiento, de ajustes en los uniformes, de ensayos con música en vivo y de logística para mover miles de personas sin que se rompa el ritmo. Cada año se incluyen nuevos elementos: una escuela de la Región de Aysén que por primera vez participa, un avión de la Fuerza Aérea que hace una maniobra inédita, o una banda de música que toca una pieza compuesta por un joven compositor chileno. Es un desfile que evoluciona, pero sin perder su esencia: mostrar que Chile es más que una bandera, es una comunidad que se levanta cada año para recordar de dónde viene.

Y aunque los medios se enfocan en los tanques, los caballos o los discursos del Presidente, lo verdaderamente poderoso está en los rostros. En el niño que por primera vez ve a un soldado de cerca y le pregunta si es real. En la anciana que lleva una bandera de su juventud. En los soldados que, después del desfile, se sacan fotos con los vecinos en la calle. Eso es lo que mantiene vivo este acto: no es un espectáculo para mirar, es un encuentro para vivir.

En esta recopilación, encontrarás reportajes reales sobre cómo se prepara el desfile, historias de quienes lo hacen posible, y cómo las comunidades de todo Chile lo celebran de forma distinta. No solo verás lo que pasa en Santiago, sino también en Valparaíso, Concepción, Antofagasta o Puerto Montt. Porque el desfile cívico-militar no es un evento aislado. Es el hilo que une a todo un país, un día al año, con el mismo grito: ¡Viva Chile!