Fascismo: qué es, cómo se manifiesta y por qué sigue siendo relevante hoy

El fascismo, un sistema político autoritario que rechaza la democracia, exalta al Estado y cultiva el nacionalismo extremo. También conocido como totalitarismo de derecha, surgió en Europa entre las dos guerras mundiales, pero sus rasgos siguen apareciendo en formas nuevas. No se trata solo de uniformes o saludos militares. El fascismo vive cuando se silencia a la prensa, se persigue a la oposición, se culpa a grupos minoritarios por los problemas del país y se promete una "solución rápida" a través de un líder carismático que se presenta como el único que puede salvar a la nación.

Este sistema autoritarismo, un modelo de gobierno donde el poder se concentra en unas pocas manos sin control democrático se alimenta del populismo, una estrategia política que se dirige a las emociones, promete soluciones sencillas a problemas complejos y divide a la sociedad entre "el pueblo" y "los enemigos". No todos los populistas son fascistas, pero muchos fascistas usan el populismo como herramienta. Cuando un líder dice que los medios son mentirosos, que las elecciones están robadas, o que los inmigrantes son una invasión, no está hablando de política: está construyendo el terreno donde el fascismo crece.

El nacionalismo, el exceso de amor por la patria que se convierte en rechazo al otro es su combustible. No es malo amar tu país, pero cuando ese amor se vuelve superioridad, cuando se niega que otros pueblos tengan derecho a existir con sus propias reglas, ahí empieza el peligro. Y cuando ese nacionalismo se une a la violencia institucionalizada, a la censura y al culto a la figura del líder, ya no es solo ideología: es peligro real.

Lo que ves en las noticias hoy —desde intentos de debilitar tribunales hasta campañas de odio en redes— no son eventos aislados. Son señales. Algunas son pequeñas, otras más fuertes. Pero todas están conectadas por la misma lógica: el miedo como herramienta de control. No necesitas un dictador con uniforme para que el fascismo avance. A veces basta con un discurso que normaliza la intolerancia, un político que deslegitima la verdad, o una sociedad que se acostumbra a ver cómo se rompen las reglas.

En esta colección de artículos, no encontrarás teorías abstractas. Encontrarás casos reales: cómo se manipulan las emociones, cómo se desmontan las instituciones, cómo se justifica la represión con palabras bonitas. Hay historias de países que cayeron, y otras de quienes lucharon para evitarlo. No se trata de mirar al pasado. Se trata de entender el presente para no repetirlo.

En una entrevista reciente, Kamala Harris acusó públicamente a Donald Trump de tendencias fascistas, reflejando las afirmaciones de John Kelly, exjefe de gabinete de Trump. Kelly reveló que Trump admiraba a dictadores y mencionó a Hitler como ejemplo a seguir, lo cual Harris consideró alarmante. La preocupación de Harris radica en el deseo de Trump de tener un ejército personal leal, lo que podría llevar a violaciones de la ley.