La ley seca, una medida legal que prohíbe la venta y consumo de alcohol en espacios públicos durante períodos específicos. También conocida como prohibición de alcohol, se activa en días de alta tensión social, elecciones o eventos nacionales para reducir la violencia y garantizar la seguridad pública. En Chile, esta medida no es algo nuevo: se ha usado en elecciones presidenciales, plebiscitos, y hasta en fechas como el Día de las Glorias Navales o el 18 de septiembre, cuando el riesgo de disturbios sube.
La venta de alcohol, el eje central de la ley seca, se suspende en tiendas, supermercados, bares y kioscos. Prohibición de alcohol no significa que no puedas tener bebidas en casa, sino que nadie puede venderlas en público. Las feriados, días en los que el gobierno decide reforzar el control social son los más comunes para activarla. En 2024, por ejemplo, se extendió en Santiago y Valparaíso durante las elecciones municipales, y en 2025 se volvió a aplicar antes del plebiscito constitucional. Las autoridades locales, como alcaldes y Carabineros son las que deciden cuándo y dónde se aplica, según el riesgo detectado.
Lo que no siempre se entiende es que la ley seca no es solo una medida represiva. Muchos municipios la usan como herramienta preventiva. En comunas como La Florida o Puente Alto, donde los incidentes por borrachera aumentan en días festivos, la prohibición ha bajado los llamados a emergencia hasta en un 40%. Pero también hay críticas: hay quienes dicen que no se soluciona el problema, solo se esconde. Algunas personas compran alcohol antes del corte, otras lo consiguen en la calle. El resultado: una especie de mercado negro que nadie controla.
En las últimas semanas, las noticias han hablado de la ley seca en el contexto de protestas, eventos deportivos y feriados largos. Por ejemplo, cuando se jugó el clásico entre Colo Colo y Universidad de Chile, se activó en varias comunas de Santiago. No fue por capricho: hubo incidentes en años anteriores. Y cuando el Metro de Santiago extendió sus horarios para un concierto de Kendrick Lamar, también se reforzó el control de alcohol cerca del Estadio Monumental. No es casualidad: las mismas autoridades que ordenan el corte de agua en Recoleta o el desalojo de la toma Dignidad en La Florida, también deciden cuándo cerrar las licorerías.
Si vives en Chile, es probable que hayas vivido una ley seca sin darte cuenta. Tal vez te sorprendió que tu tienda de barrio no vendiera cerveza un domingo. O que los bares cerraran antes de la hora. Pero detrás de eso hay una decisión política, con datos, estudios y, a veces, presión ciudadana. No es un capricho. Es una respuesta a lo que pasa en las calles. Y si quieres entender lo que ocurre en Chile, no puedes ignorarla. Lo que viene en las próximas semanas —elecciones, eventos, protestas— probablemente volverá a activarla. Y cuando eso pase, ya sabrás por qué.