El litio, un metal ligero esencial para las baterías de dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. También conocido como el "petróleo blanco", es el corazón de la transición energética global. Chile tiene uno de los depósitos más grandes y ricos del planeta, principalmente en la Región de Atacama, donde la salmuera subterránea contiene altas concentraciones de este mineral. Desde hace años, el litio ha dejado de ser solo un recurso natural para convertirse en un pilar económico clave, con empresas nacionales e internacionales compitiendo por su extracción y procesamiento.
El litio no solo alimenta tus teléfonos y laptops, sino también los autos eléctricos que cada vez más chilenos compran. Su demanda ha crecido más del 300% en la última década, y Chile, junto con Australia y Argentina, lidera la producción mundial. Pero no todo es crecimiento: el proceso de extracción consume grandes cantidades de agua en una zona ya árida, y las comunidades locales exigen más control y beneficios directos. El gobierno chileno ha empezado a revisar los contratos con mineras y a pensar en un modelo de Estado participativo, mientras que empresas como SQM y Albemarle siguen expandiendo sus operaciones.
El litio también está conectado con la energía renovable: sin él, no hay almacenamiento eficiente para la energía solar y eólica, dos sectores que Chile está impulsando fuertemente. Las baterías de litio permiten que las comunidades remotas tengan electricidad estable, incluso cuando el sol no brilla o el viento no sopla. Y aunque todavía hay debates sobre el impacto ambiental y la distribución de ganancias, lo cierto es que este mineral define el futuro industrial del país.
En esta colección de noticias, encontrarás reportes sobre nuevos proyectos de extracción, protestas de comunidades afectadas, avances tecnológicos en reciclaje de baterías, y cómo las decisiones políticas afectan a las empresas y a los consumidores. También verás cómo el litio se relaciona con otros temas como la movilidad eléctrica, las inversiones extranjeras y los acuerdos internacionales. No es solo un metal: es un tema de soberanía, tecnología y supervivencia.