El maratón olímpico, una carrera de 42,195 kilómetros que pone a prueba el límite del cuerpo humano en los Juegos Olímpicos. También conocido como carrera de maratón, es una de las pruebas más antiguas y populares del atletismo, con raíces que vienen desde la antigua Grecia. No es solo correr: es estrategia, dolor, resistencia mental y un show que paraliza al mundo cada cuatro años.
El atletismo, el deporte que incluye carreras, saltos y lanzamientos, donde el maratón es su prueba más emblemática ha visto cómo los récords se han roto una y otra vez. El actual récord olímpico lo tiene Eliud Kipchoge, con 2:06:16 en Tokio 2020, pero no es el más rápido del mundo: eso lo tiene en su haber Kelvin Kiptum, con 2:00:35 en Chicago 2023. La diferencia entre un campeón olímpico y el récord mundial no es solo velocidad: es el terreno, el clima, la presión y el momento exacto en que todo encaja.
Los Juegos Olímpicos, el evento deportivo más grande del planeta, donde el maratón se corre por las calles de una ciudad elegida, convirtiendo a los espectadores en parte de la historia le dan al maratón su alma. No importa si es en Atenas, Londres o París: cuando los atletas pasan por el centro de la ciudad, la gente grita, llora, aplaude. No hay otra prueba donde el público se vuelva parte del equipo. Y cuando un corredor se desmorona a 35 km, o cuando uno que nadie esperaba se lleva la medalla de oro, es ahí donde nacen leyendas.
El récord mundial, la marca más rápida jamás lograda en una maratón oficial, que separa a los genios del resto no siempre se rompe en los Juegos. Muchas veces se logra en maratones como Berlín, Londres o Chicago, donde las condiciones son ideales y el ritmo es controlado. Pero cuando alguien lo logra en los Juegos, se convierte en algo más: en un hito histórico. Y eso es lo que hace que cada maratón olímpico sea distinto: no solo se busca ganar, se busca escribir el próximo capítulo del deporte.
Lo que ves en pantalla no es solo una carrera. Es el resultado de años de entrenamiento, lesiones superadas, sacrificios familiares y un plan que se desmorona o se cumple en los últimos 500 metros. En esta colección encontrarás historias reales: atletas que ganaron contra todo pronóstico, carreras que se decidieron por segundos, y momentos que nadie olvidará. Algunos son de Chile, otros de África, de Europa o de América Latina. Pero todos comparten una misma línea de meta: el sueño de ser olímpico.