Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay y símbolo global de sencillez y resistencia política. También conocido como el presidente más pobre del mundo, dejó el cargo en 2015 pero nunca dejó de hablar, de escribir y de desafiar las reglas del poder tradicional. No fue un político de discursos grandiosos ni de villas lujosas. Fue un hombre que vivió en una casa de campo, donó el 90% de su sueldo y seguía manejando su viejo Beetle. Su mensaje no era nuevo: el verdadero progreso no se mide en riqueza, sino en libertad, en tiempo libre, en vivir con lo esencial.
Lo que lo hizo único no fue solo lo que hizo, sino lo que rechazó. Rechazó el culto a la imagen, el lujo como símbolo de éxito, y la idea de que gobernar significa acumular. Su filosofía se conecta con lo que muchos en Latinoamérica sienten pero no dicen: que el sistema nos vende felicidad a cambio de trabajo, deuda y estrés. Mujica decía: "No se trata de tener más, sino de necesitar menos". Y eso lo convirtió en un referente para generaciones que ya no creen en los políticos tradicionales.
En Uruguay, su legado sigue vivo en las políticas sociales que impulsó, como la legalización de la marihuana o el matrimonio igualitario. Pero también está en los jóvenes que lo citan en redes, en los movimientos que buscan alternativas al capitalismo desmedido, y en los que aún creen que un líder puede ser honesto sin ser ingenuo. Sus frases, sus cartas, sus entrevistas —muchas de ellas grabadas en su finca— siguen circulando como manuales de vida, no de política.
En esta colección, encontrarás noticias que lo muestran en distintos momentos: desde sus declaraciones recientes sobre la crisis climática hasta sus críticas a la política actual en América Latina. También hay reportajes sobre cómo lo recuerdan en las calles de Montevideo, o cómo sus ideas inspiran a nuevos líderes en Chile, Argentina o México. No son solo titulares: son fragmentos de una vida que decidió vivir de otro modo, y que sigue desafiando al mundo desde su jardín.