PROMSEX, un programa de promoción de la salud sexual y reproductiva impulsado por el Ministerio de Salud de Chile. También conocido como Promoción de la Salud Sexual, es una herramienta pública que busca reducir embarazos no deseados, prevenir infecciones de transmisión sexual y fomentar el acceso equitativo a la información sexual en todas las edades. No es solo un slogan ni una campaña pasajera: PROMSEX es parte del tejido de políticas públicas que han cambiado cómo se habla de sexo, género y derechos en colegios, centros de salud y comunidades vulnerables.
Detrás de PROMSEX hay otros actores clave: educación sexual integral, un enfoque que va más allá de la biología y aborda el consentimiento, la diversidad sexual y la igualdad de género, y derechos reproductivos, el derecho de las personas a decidir sobre su cuerpo, su maternidad y su salud sexual sin presiones ni estigmas. Estos no son conceptos abstractos. Se ven en las aulas donde se enseña a jóvenes a usar anticonceptivos, en los centros de salud que ofrecen anticoncepción de emergencia sin receta, y en las redes sociales donde se desmontan mitos sobre el embarazo y la identidad de género.
En Chile, PROMSEX ha sido objeto de debates fuertes. Algunos lo ven como una herramienta necesaria para proteger a los jóvenes; otros lo acusan de imponer ideologías. Pero los hechos hablan: las tasas de embarazo en adolescentes han bajado un 40% en la última década, y los servicios de salud sexual han llegado a zonas rurales donde antes no existían. Esto no es casualidad. Es resultado de programas como PROMSEX que no solo distribuyen preservativos, sino que cambian culturas.
Lo que encontrarás aquí no son artículos genéricos. Son historias reales: desde denuncias de directores de Sernameg que manipulan datos sobre salud sexual, hasta el impacto de las protestas de la Generación Z por el acceso a métodos anticonceptivos. Verás cómo el PROMSEX se conecta con casos como el de la tarjeta verde en fútbol juvenil, que también busca cambiar conductas, o con el desalojo de la toma Dignidad, donde el acceso a servicios de salud sexual fue uno de los puntos clave de la lucha.
Estas noticias no están sueltas. Todas giran en torno a una misma pregunta: ¿cómo se protege la salud sexual en un país donde aún hay tabúes, desigualdades y políticas que cambian con cada gobierno? Aquí no hay teorías vacías. Solo lo que pasa, lo que se hace, y lo que realmente importa para quienes viven esto todos los días.