Robo, es cuando alguien toma algo que no le pertenece, ya sea con fuerza, engaño o acceso ilegal a datos digitales. También conocido como hurto, no es solo un acto de ladrones en la calle: hoy incluye delito informático, desalojos forzados y hasta manipulación de documentos por parte de funcionarios públicos. En Chile, el robo ya no se limita a una cartera sustraída en el metro. Se volvió más complejo, más silencioso, y a veces, legalizado por la indiferencia.
Un robo puede ser el que te llevan el celular en la calle, pero también puede ser cuando alguien falsifica tus datos para sacar un crédito en tu nombre —como pasó en la denuncia contra la directora de Sernameg Bío Bío—. O puede ser cuando el Estado te quita tu casa por un riesgo que nadie te avisó, como en La Florida, donde 193 familias fueron desalojadas sin subsidios concretos. ¿Es robo si no hay un arma en mano? Sí, si te quitaban lo que era tuyo sin justicia. El robo ya no necesita violencia física: necesita burocracia, silencio y desinformación.
Los Carabineros reportan miles de casos al año, pero muchos no llegan a la fiscalía porque la gente no confía en que harán algo. Y cuando sí lo hacen, como en el caso de la investigación por delito informático, tardan meses, y a veces, el culpable ya se escapó. El robo digital crece más rápido que las leyes. Mientras tanto, en las calles, las cámaras de IA en Sky Costanera intentan prevenir incendios, pero no ayudan si alguien te roba el auto o te engaña con una app falsa. La seguridad ciudadana no es solo más policía: es transparencia, respuesta rápida y responsabilidad de quienes deberían protegerte.
Lo que encontrarás aquí no son solo titulares de robos. Son historias reales: de gente que perdió su hogar, su identidad, su dinero o su paz. Casos donde el robo no fue un acto aislado, sino el síntoma de algo más grande: desigualdad, corrupción o falta de protección. Si alguna vez sentiste que te estaban engañando, que te estaban quitando algo sin que pudieras hacer nada, esto es para ti.