El rock, un género musical nacido en los años 50 que fusiona ritmos blues, country y rhythm & blues, y que se convirtió en voz de la rebeldía juvenil. También conocido como música rock, ha dejado de ser solo una banda sonora para convertirse en un fenómeno social que mueve multitudes, desafía sistemas y hasta influye en la política.
En Latinoamérica, el rock no solo se escucha en bares o festivales: se vive en protestas, en discursos y hasta en campañas electorales. Un ejemplo claro es cuando Javier Milei, el presidente argentino conocido por su estilo explosivo y su rechazo al establishment, organizó un concierto rock, un evento en vivo que combina música, discurso político y conexión emocional con la juventud en el Movistar Arena de Buenos Aires. No fue un simple show: fue una estrategia para reactivar su base, usar el rock como puente con quienes sienten que nadie los representa. Eso es rock en su forma más poderosa: no solo guitarras y baterías, sino identidad y resistencia.
Y no es solo en Argentina. El rock ha sido el telón de fondo de grandes momentos en Chile y más allá: desde conciertos masivos en el Estadio Monumental hasta la presencia de artistas que inspiran a generaciones. En Santiago, el Metro extendió sus horarios para que miles pudieran llegar a ver a Kendrick Lamar, y aunque él no es rockero, el mismo espíritu de movimiento que mueve al rock también mueve a otros géneros que nacieron de su rebeldía. El rock no es solo un estilo musical: es una actitud que se transmite, se hereda y se usa para decir lo que otros callan.
En esta colección, encontrarás historias reales de cómo el rock ha cruzado fronteras: desde conciertos que cambiaron el rumbo de campañas, hasta artistas que se convirtieron en símbolos de una generación. Verás cómo una simple canción puede mover a una ciudad, cómo un festival puede unir a miles, y cómo hasta un político puede usar el sonido de una guitarra para ganar el corazón de quienes creían que nadie los entendía. No se trata de discos clásicos o listas de éxitos: se trata de lo que el rock realmente hizo —y sigue haciendo— en la vida real.