Rock argentino, un movimiento musical que nació en los años 70 y se convirtió en el alma de una juventud que buscaba decir lo que nadie más se atrevía. También conocido como rock en español, no fue solo música: fue protesta, identidad y libertad. Desde los primeros acordes de Soda Stereo hasta las voces crudas de Charly García, el rock argentino no solo sonó en Argentina, sino que se convirtió en el himno de toda Latinoamérica. No se trataba de copiar a los británicos o estadounidenses; se trataba de gritar en tu idioma, con tu dolor, tu risa y tu rebeldía.
El rock argentino no se limita a una época. Es una cadena de generaciones. Cada década tuvo su voz: los 80 con los sintetizadores y la locura de Los Redonditos, los 90 con el grunge que se adaptó sin perder el sabor local, y los 2000 con bandas como Los Piojos y Babasónicos que mezclaban ritmos tropicales con guitarras eléctricas. Hoy, artistas como Fito Páez, Babasónicos o nuevas promesas como Los Traidores mantienen viva esa chispa. Y aunque muchos lo llaman "rock de los 90", la verdad es que sigue vivo en los bares de Buenos Aires, en los festivales de Córdoba y en los audífonos de quienes crecieron con De la cabeza o Disco de oro.
Lo que hace único al rock argentino es que no se vende. No se adapta. Se mantiene fiel a su esencia: crudo, sincero, con letras que hablan de soledad, de política, de amor roto y de la vida en las periferias. No necesitas un estudio de grabación de lujo. Basta con una guitarra, un micrófono viejo y una historia que contar. Por eso, cuando escuchas a un joven cantando en una plaza de Mendoza o en un subterráneo de La Plata, no estás oyendo una copia. Estás oyendo la herencia de un movimiento que nunca se apagó.
En esta colección, encontrarás historias reales que conectan el rock argentino con eventos que no parecen tener relación... pero sí la tienen. Desde un concierto de Javier Milei que usó el rock como arma política, hasta cómo una banda local en Rosario inspiró a un grupo de jóvenes a formar su propio proyecto. No son solo notas. Son vidas. Son momentos que se convirtieron en leyenda.