Tesla, una empresa estadounidense que revolucionó la movilidad con autos eléctricos y sistemas de energía sostenible. También conocida como Tesla, Inc., no solo vende coches: construye baterías, paneles solares y redes inteligentes que cambian cómo usamos la energía en casa y en la calle. Si alguna vez te has preguntado por qué todos hablan de Tesla, es porque no es solo una marca de autos. Es un movimiento. Un intento real de dejar atrás los combustibles fósiles, y lo está haciendo con tecnología que ya está en las calles de Santiago, Valparaíso y otras ciudades de Chile.
Detrás de Tesla está Elon Musk, el empresario que también funda SpaceX y Neuralink, y que impulsa cambios radicales en la industria tecnológica. Pero no es solo él. Tesla ha inspirado a miles de personas en Chile a dejar sus autos de gasolina, a instalar paneles solares en sus techos y a pensar en la energía como algo que se genera, no solo se compra. La compañía no solo fabrica vehículos: crea ecosistemas. Su batería Powerwall, por ejemplo, permite que una casa entera funcione con luz solar, incluso cuando no hay sol. Y eso, en un país con tanta luz como Chile, no es un lujo: es una solución práctica.
En Chile, Tesla no tiene concesionarios como en otros países, pero eso no significa que no esté presente. Cada vez hay más dueños de Model 3 y Model Y circulando por la Ruta 5. Empresas de logística las usan para repartir paquetes sin contaminar. Algunos municipios las incluyen en sus flotas públicas. Y aunque no hay una fábrica aquí, la demanda crece. Los chilenos que compran un Tesla no lo hacen por moda: lo hacen porque saben que el costo total de uso es menor, que el mantenimiento es más simple, y que están contribuyendo a un cambio real.
Lo que encontrarás en esta lista no son solo anuncios de nuevos modelos. Son historias reales: cómo Tesla influye en el transporte público, cómo sus baterías ayudan a mantener la luz en zonas rurales, cómo su tecnología se relaciona con proyectos de energía limpia en la Región de Atacama. También verás cómo sus decisiones impactan a otras empresas, como Latam o Aguas Andinas, que están empezando a pensar en la electrificación de sus flotas. No se trata de marcas. Se trata de cómo el mundo se mueve —y cómo Chile también está cambiando.