Un cierre dramático en el Grupo C de la Copa Libertadores
LDU Quito firmó una noche perfecta en su estadio y dejó fuera de la Copa Libertadores a Central Córdoba, a pesar de que ambos equipos llegaron al partido final con los mismos 11 puntos. Con un contundente 3-0, los ecuatorianos no solo avanzaron como líderes del Grupo C, sino que sellaron el destino de los argentinos, quienes soñaban con extender su aventura continental en su año de estreno.
La historia venía apretada: LDU Quito, Central Córdoba y Flamengo estaban empatados en la cima antes del último encuentro. Todos necesitaban ganar y, sobre todo, cuidar la diferencia de goles. En ese escenario, el club ecuatoriano mostró personalidad y experiencia. Central Córdoba, que disputaba la Copa por primera vez en su historia, tenía la ilusión tan cerca como nunca, pero ese margen de goles le pasó factura.
La batalla por los números y el orgullo debutante
El marcador lo dice todo, pero la diferencia de goles fue la clave del grupo. LDU terminó con +4, Flamengo con +3 y Central Córdoba se quedó en 0, a pesar de haber sumado tres victorias, dos empates y apenas una derrota. Los argentinos hicieron historia al lograr 11 puntos en su debut —nadie había conseguido tanto como debutante—, pero la dureza del reglamento no admite sentimentalismos: en Copa Libertadores avanza el que suma más goles, no el que lo intenta más.
En la otra vereda, Flamengo remontó con autoridad en la recta final de la fase de grupos. Las tres victorias al hilo le devolvieron la esperanza a los cariocas, que venían teniendo una campaña irregular, y así se metieron a octavos acompañando a los ecuatorianos. Ahora, ambos esperan el sorteo para conocer quién será su adversario en busca de los cuartos de final.
Deportivo Táchira, mientras tanto, vivió una pesadilla: no ganó ni empató un solo partido, terminó último y se marcha sin puntos, quedando muy lejos de la pelea.
Central Córdoba, pese a la eliminación, deja una huella. Si bien la derrota ante LDU puso fin al sueño en Libertadores, la campaña representa un hito para la institución, que no solo probó su competitividad continental, sino que estableció un nuevo estándar para equipos debutantes argentinos. Ahora, el equipo santiagueño buscará revancha en la Copa Sudamericana, con la frente en alto y el deseo de dar otra sorpresa. Porque en el fútbol sudamericano, los sueños, aunque duros, nunca mueren.