Olivia Yacé, la modelo marfileña de 24 años que se convirtió en cuarta finalista de Miss Universo 2025Bangkok, anunció el lunes 24 de noviembre de 2025 su renuncia al título de Miss Universo África y Oceanía en un comunicado emocional que ha sacudido al mundo de los certámenes de belleza. No fue una decisión impulsiva. Fue un acto de coherencia. "Como representante de Costa de Marfil, fui testigo directo de mi capacidad para lograr grandes cosas a pesar de la adversidad. Pero para continuar por este camino, debo mantenerme fiel a mis valores: respeto, dignidad, excelencia e igualdad de oportunidades", escribió en redes sociales. Y no solo renunció al título: también cortó cualquier vínculo futuro con el Comité de Miss Universo, una organización con sede en Miami y liderada por Raúl Rocha.

Una decisión que rompe el guion

La renuncia de Yacé no llegó en un vacío. Tres días antes, en la final de Miss Universo 2025, Fátima Bosch de México se alzó con la corona, superando a la favorita, Miss Tailandia. Horas antes de que Yacé publicara su mensaje, Rocha había dado una entrevista a Adela Micha donde aseguró que "la disciplina, la logística y la movilidad internacional del pasaporte son hoy más importantes que la belleza física". Esas palabras, leídas por muchos como una justificación de un sistema elitista, resonaron como un golpe en el estómago para quienes ven en la belleza un instrumento de empoderamiento, no de exclusión.

Yacé, hija de Jean Marc Yacé, alcalde de Cocodry —una ciudad donde, según fuentes locales, se concentran algunos de los mayores fortunas de África—, no era una candidata convencional. Durante el mes de preparación en Tailandia, se destacó por su activismo, su postura firme en entrevistas sobre educación femenina y su apoyo silencioso a otras concursantes. Nadia Mejía, Miss Ecuador 2025, lo recordó públicamente: "Ella me prestó un vestido para mi entrevista con el jurado. No lo hizo por protocolo. Lo hizo porque vio en mí una hermana". Esa humanidad, esa autenticidad, fue lo que la hizo diferente. Y también lo que la hizo incompatible con un sistema que, según ella, reduce a las mujeres a un rol decorativo.

Una ola de renuncias que sacude el certamen

Este no es un caso aislado. Antes de Yacé, Miss Tailandia y Miss Filipinas renunciaron a sus títulos continentales como Miss Asia. El compositor franco-libanés Omar Harfouch, quien debía formar parte del jurado, se retiró acusando manipulación en la selección de finalistas. El exfutbolista francés Claude Makélélé también abandonó su rol por "motivos personales imprevistos" —una frase que, en este contexto, suena como un eufemismo. La organización, que celebra su 74ª edición en 2025, enfrenta una crisis de credibilidad sin precedentes. ¿Qué pasa cuando las mujeres más visibles en el mundo de la belleza deciden que el precio de la corona es demasiado alto?

Las redes sociales explotaron. #YaceNoSeRinde se volvió tendencia en África, Europa y América Latina. En Costa de Marfil, el ministro de Juventud emitió un comunicado de apoyo: "Su decisión no es una pérdida para el país, es una victoria para la dignidad". En México, donde Fátima Bosch fue coronada, algunos medios la acusaron de beneficiarse de un sistema cuestionado —algo que la nueva Miss Universo negó rotundamente. "Yo no elegí este sistema. Yo lo heredé. Y ahora, junto a otras, lo estoy transformando", dijo en su primera aparición como reina.

El legado que no se vende

El legado que no se vende

Yacé no se aleja del activismo. Al contrario. "Mi mayor deseo es ser un modelo a seguir para la nueva generación, especialmente para las jóvenes. Las animo a superar sus límites, a entrar con confianza en espacios donde creen que no pertenecen y a abrazar con orgullo su identidad", afirmó. Ahora planea lanzar una fundación en África para apoyar el acceso a la educación y la representación política de mujeres rurales. Su renuncia no es un adiós al mundo de la belleza. Es un reencuentro con su propósito.

Lo que comenzó como una simple competencia de belleza se ha convertido en un espejo de las tensiones que atraviesan la sociedad: ¿qué valor tiene una corona si no se alinea con tu alma? ¿Qué significa liderar si no puedes ser tú mismo? Yacé no buscaba aplausos. Buscaba libertad. Y en ese acto, se convirtió en una figura mucho más poderosa que cualquier título.

¿Qué sigue para Miss Universo?

¿Qué sigue para Miss Universo?

La Organización Miss Universo aún no ha emitido un comunicado oficial sobre la renuncia de Yacé. Pero fuentes cercanas al comité confirman que están en crisis interna. Se discuten reformas profundas: desde la composición del jurado hasta los criterios de selección. Algunos miembros piden eliminar los títulos continentales por completo. Otros, más conservadores, temen que esto deslegitime el certamen. Lo cierto es que el modelo del siglo XX ya no funciona. Las nuevas generaciones no quieren reinas. Quieren líderes.

Frequently Asked Questions

¿Por qué Olivia Yacé renunció a su título si fue cuarta finalista?

Aunque logró el quinto lugar en Miss Universo 2025, Yacé fue elegida Miss África y Oceanía por la organización, un título que implica responsabilidades globales. Ella decidió que el rol, tal como está estructurado, contradice sus principios de igualdad y dignidad. No rechazó su logro, sino el sistema que lo reduce a un producto comercial. Su renuncia es un acto político, no un fracaso personal.

¿Qué impacto tiene esta renuncia en otros concursos de belleza?

Ya se han visto efectos en Miss Mundo y Miss Internacional, donde concursantes han pedido transparencia en la selección del jurado. En África, varias organizaciones nacionales han suspendido temporalmente sus procesos para revisar sus alianzas. La presión social ha forzado a las empresas patrocinadoras a reconsiderar su participación. Es el inicio de una reestructuración global del modelo de belleza.

¿Hay pruebas de manipulación en Miss Universo 2025?

No hay evidencia pública concluyente, pero las acusaciones de Omar Harfouch y las renuncias múltiples han generado desconfianza. El hecho de que dos miembros del jurado retiraran su participación sin explicación detallada, junto con la controversia sobre la victoria de México sobre Tailandia, ha alimentado teorías. La organización niega cualquier manipulación, pero su falta de transparencia en la comunicación ha dañado su credibilidad.

¿Cómo reaccionó el público en Costa de Marfil?

La reacción fue mayoritariamente positiva. En Abiyán, cientos de jóvenes se reunieron en manifestaciones silenciosas con pancartas que decían "Tu valor no tiene corona". El alcalde Jean Marc Yacé, su padre, publicó un mensaje de orgullo: "No me importa si lleva una corona o no. Lo que me importa es que lleva la cabeza alta". En redes, el hashtag #MissYacé superó los 2 millones de menciones en 48 horas.

¿Qué hará Olivia Yacé ahora?

Está preparando el lanzamiento de "Ella Decidió", una fundación que apoyará el acceso a la educación secundaria y la representación política de mujeres rurales en África Occidental. Ya tiene alianzas con ONGs en Ghana, Senegal y Burkina Faso. También ha sido invitada a hablar en la ONU sobre liderazgo femenino auténtico. Su camino ya no pasa por las pasarelas, sino por las aulas, los tribunales y los parlamentos.

¿Es esto el fin de Miss Universo?

No. Pero es el fin de su versión antigua. El certamen no desaparecerá, pero se verá obligado a evolucionar. Las nuevas generaciones no aceptan un modelo que prioriza la imagen sobre el impacto. Si la organización no cambia sus criterios, su relevancia se desvanecerá. Yacé no lo destruyó. Lo expuso. Y eso, en el periodismo y en la sociedad, es el primer paso hacia el cambio.