Una presidenta en el año del centenario del Servel
Por Víctor
Por primera vez en cien años de organización electoral en Chile, una mujer encabeza el órgano que custodia las urnas. Pamela Figueroa Rubio, politóloga y académica de la Universidad de Santiago, fue designada presidenta del Servel tras una votación de mayoría en su Consejo Directivo, efectiva desde el lunes 3 de marzo de 2025, en línea con el artículo 63 de la Ley sobre Sistema de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral.
Figueroa reemplaza a Andrés Tagle y ejercerá hasta 2029. No es una recién llegada: integra el Consejo desde 2022 y ha tejido una trayectoria que combina investigación, gestión pública y diseño institucional. Es doctora en Estudios Americanos (IDEA-Usach) y tiene un máster en Estudios Latinoamericanos con foco en Gobierno por la Universidad de Georgetown. Hoy enseña e investiga en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Usach, una base académica que explica su sello técnico y de evidencia.
Su aterrizaje en la primera línea del Servel coincide con el centenario de la institucionalidad electoral moderna del país, una efeméride que obliga a mirar hacia atrás y hacia adelante a la vez: profesionalización, independencia del escrutinio, financiamiento transparente y nuevas capas de vulnerabilidad digital. El simbolismo importa: en un organismo históricamente conducido por hombres, una presidenta llega justo cuando la ciudadanía exige más explicaciones, más datos y menos opacidad.
En el Estado, Figueroa ocupó puestos clave. Entre 2014 y 2018, durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, encabezó la División de Estudios de la Segpres, un cargo que opera en el corazón del proceso legislativo y de evaluación de políticas públicas. En 2019 integró el comité técnico del proceso constitucional, instancia que definió los cambios legales necesarios para elegir en abril de 2021 a la Convención Constitucional. Su nominación al Consejo del Servel llegó en diciembre de 2021 por propuesta del entonces presidente Sebastián Piñera, y el Senado la ratificó el 19 de enero de 2022. Ese cruce de respaldos políticos, más su línea académica, la cualifica para un trabajo que mezcla técnica y confianza pública.
El contexto que recibe no es menor. Chile transita su próximo ciclo presidencial y parlamentario con dos reglas que alteran comportamientos electorales: registro automático (vigente desde 2012) y voto obligatorio restaurado por reforma constitucional en 2022, aplicado en elecciones y plebiscitos recientes. Es la primera elección presidencial y legislativa que combina ambas, un hito que tensiona logística, fiscalización, educación cívica y comunicación de reglas.
¿Qué significa dirigir el Servel hoy? Implica resguardar el padrón, certificar candidaturas y primarias, controlar la propaganda y el financiamiento, organizar locales y mesas, velar por el voto de chilenos en el exterior y garantizar resultados oportunos y verificables. También, enfrentar la desinformación que intenta sembrar dudas sobre el proceso y la integridad del conteo.

Desafíos inmediatos: padrón, desinformación y voto obligatorio
La nueva presidencia llega con una agenda exigente que cruza técnica y política. El padrón es el corazón del sistema: debe estar limpio, actualizado y auditado. Los ajustes por defunciones, cambios de domicilio y nuevas personas habilitadas exigen cruces de datos constantes con otras agencias del Estado y pruebas de consistencia pública. La transparencia aquí no es un gesto: previene conflictos el día de la elección.
El retorno del voto obligatorio reconfigura todo. Aumenta la participación y, por tanto, la logística: más mesas, más vocales, más capacitación y mayores tiempos de escrutinio. El Servel necesita campañas de información claras sobre excusas, multas y procedimientos, y coordinación con el Poder Judicial en caso de infracciones. Donde antes había incentivos a movilizar electores voluntarios, ahora el desafío es recibir a todo el padrón y reducir filas y confusiones.
La fiscalización del dinero en la política vuelve a escena. La ley de financiamiento y propaganda impone topes, reportes y sanciones. Toca reforzar equipos de auditoría, trazabilidad de aportes, monitoreo en terreno y control de publicidad digital, un frente que crece cada elección. Publicar datos de forma oportuna y legible ayuda a disuadir malas prácticas y a sostener la confianza.
El frente digital no se reduce a redes sociales. Las cadenas de mensajes, cuentas apócrifas, contenidos manipulados y sitios que simulan ser oficiales buscan confundir al votante. La respuesta no es solo bajar contenidos ilegales; es explicar reglas con lenguaje simple, disponibilizar verificaciones rápidas y coordinar alertas con plataformas y medios. La alfabetización electoral —cómo votar, dónde votar, qué se elige, qué está permitido— debe adelantarse a los bulos.
También hay tareas silenciosas, pero críticas: pruebas de estrés de sistemas informáticos, cifrado y respaldo de bases de datos, protocolos de continuidad operativa, simulacros de transmisión de resultados y auditorías externas. En procesos de alta visibilidad, el mejor resultado es que todo parezca fácil porque estuvo muy bien preparado.
La inclusión no puede quedar al margen. Persones con discapacidad, adultos mayores y población rural necesitan soluciones específicas: información en formatos accesibles, asistencia en mesa, transporte público coordinado y señalética clara. Los chilenos en el exterior requieren despliegues consulares eficientes y comunicación anticipada de locales y horarios. Cada eslabón que falla, resta legitimidad al conjunto.
La experiencia de Figueroa en diseño institucional puede traducirse en mejoras de gestión: tableros de control con indicadores públicos, evaluaciones externas tras cada elección, participación de universidades en auditorías y apertura de datos para que periodistas y organizaciones civiles puedan contrastar y explicar. Un Servel que rinde cuentas en tiempo real reduce la ansiedad de la noche electoral.
La política también demanda fair play. En campaña crecen las tensiones por franja televisiva, encuestas, propaganda en espacios públicos y uso de recursos municipales. El Servel suele ser árbitro incómodo. Mantener criterios consistentes, publicar criterios antes de aplicarlos y comunicar decisiones con claridad desactiva conflictos y evita que las sanciones parezcan discrecionales.
Detrás de cada conteo hay miles de personas. Los vocales de mesa, delegados y funcionarios son el músculo del proceso. Reforzar su formación, ofrecer manuales simples, usar simuladores de escrutinio y habilitar canales de consulta en línea reduce errores y acelera la entrega de resultados. La tecnología ayuda, pero el voto chileno sigue siendo manual: la precisión depende de personas bien preparadas.
Que el nombramiento ocurra en el año del centenario añade una capa simbólica. No solo es una mujer al mando; es una oportunidad para narrar cómo Chile pasó de registros en papel y mesas segregadas por género a padrones únicos, voto en el exterior y escrutinios conocidos en horas. Una memoria institucional viva le da al votante razones para creer en el sistema que está a punto de volver a usar.
En los próximos meses, la prueba será doble: logística impecable y comunicación pedagógica. Si ambas marchan, la presidencia de Figueroa no solo romperá un techo de cristal; también dejará un estándar de gestión en el que la ciudadanía pueda apoyarse cada vez que el país cuente votos.
- Fecha de asunción: 3 de marzo de 2025, por mayoría del Consejo Directivo.
- Periodo: hasta 2029.
- Trayectoria: Segpres (2014-2018), comité técnico constitucional (2019), consejera del Servel desde 2022.
- Hito electoral: primera presidencial y parlamentaria con registro automático y voto obligatorio combinados.