El golpe de 1973, el derrocamiento violento del gobierno democrático de Salvador Allende por parte de las Fuerzas Armadas chilenas. También conocido como el golpe militar del 11 de septiembre, marcó el fin de una experiencia democrática y el comienzo de una dictadura que duró 17 años. No fue solo un cambio de gobierno. Fue el corte de una vida normal: se cerraron diarios, se detuvo a miles, se desaparecieron personas y se borró la política como la conocíamos.
Detrás de este evento estaban figuras como Augusto Pinochet, el general que tomó el poder tras el golpe y lideró la dictadura hasta 1990, y Salvador Allende, el primer presidente socialista elegido democráticamente en América Latina. Allende murió ese día en el Palacio de La Moneda, y aunque nunca se supo con certeza si se suicidó o fue asesinado, su muerte se convirtió en símbolo de resistencia. Pinochet, por su parte, se convirtió en el rostro de un régimen que usó la represión como herramienta de control: cárceles clandestinas, torturas, exilios. Miles de chilenos huyeron. Otros nunca volvieron.
El golpe de 1973 no fue un hecho aislado. Se gestó en medio de una crisis económica, presiones internacionales —especialmente de EE.UU.— y una polarización social sin precedentes. Las reformas de Allende, como la nacionalización del cobre, enfrentaron fuerte oposición de grupos económicos y políticos. Pero lo que empezó como una disputa ideológica terminó en balas, tanques y silencios forzados. El país se dividió en dos: los que apoyaban el cambio y los que temían el caos. Hoy, décadas después, esa división aún está viva en las discusiones familiares, en las calles, en las elecciones.
Lo que pasó en 1973 no se quedó en el pasado. Sus consecuencias se ven en las pensiones, en la educación, en la Constitución que aún nos rige. Muchos de los que vivieron ese tiempo siguen buscando justicia. Otros, que nacieron después, tratan de entender por qué sus padres hablan en susurros de esos años. Aquí encontrarás historias reales, testimonios, análisis y recuerdos que ayudan a reconstruir lo que ocurrió. No es solo historia. Es parte de quiénes somos ahora.