Pedro Aguirre Cerda, presidente de Chile entre 1938 y 1941 y líder del Frente Popular, fue una figura central en la construcción del Estado social moderno en el país. También conocido como el presidente de la educación, su gobierno marcó un antes y un después en cómo el Estado se relaciona con la población.
Lo que hizo diferente a Aguirre Cerda fue su enfoque práctico: no solo hablaba de justicia social, sino que la construía con fábricas, escuelas y hospitales. Bajo su mandato, se creó la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), una institución pública diseñada para impulsar la industria nacional y reducir la dependencia de las importaciones. Esta entidad, que aún existe hoy, fue clave para que Chile empezara a fabricar sus propios bienes en lugar de comprarlos del extranjero. Al mismo tiempo, se expandió la educación pública con la construcción de cientos de escuelas rurales, algo que hasta entonces no se había hecho con tanta intensidad.
La relación entre la educación, la base de su proyecto político y el motor de su visión de progreso y el desarrollo económico no era teórica. Él decía que un país no puede crecer si sus ciudadanos no saben leer ni escribir. Por eso, su famoso lema "Gobernar es educar" no fue un eslogan vacío: se tradujo en programas concretos, becas, libros de texto gratuitos y la formación de maestros en todo el territorio. Su gobierno también apoyó a los trabajadores con leyes de seguridad social y regulaciones laborales, sentando las bases de lo que hoy conocemos como derechos laborales básicos.
Si hoy ves que el Estado invierte en universidades públicas, que hay becas para estudiantes de bajos ingresos o que se construyen fábricas con apoyo gubernamental, parte de eso viene de lo que Aguirre Cerda empezó hace más de 80 años. No fue un líder perfecto, pero sí uno que entendió que el progreso no se mide solo por el dinero, sino por cómo se levanta a la gente más humilde. En las noticias que encontrarás aquí, verás cómo su herencia sigue viva: en debates sobre educación, en discusiones sobre industria nacional, en las políticas que buscan reducir desigualdades. Este no es solo un capítulo de historia, es un marco que todavía guía decisiones en Chile.