Programa Sin Editar, una forma de contar lo que realmente pasa sin maquillaje ni intermediarios. Es el periodismo que no se detiene ante lo incómodo, que no borra los nombres, que no cambia las fechas ni suaviza los hechos. No es un show, no es un editorial, es el registro crudo de lo que sucede cuando nadie está mirando. En Programa Sin Editar, no hay guion. No hay quien decida qué se puede decir y qué no. Aquí se publica lo que pasa: una toma en La Florida, el desalojo de 193 familias, la denuncia por delito informático en Sernameg, el concierto de Milei que se volvió campaña, el simulacro de tsunami en Valparaíso que reveló fallas reales. No se edita porque no se puede. Porque la verdad no necesita pulir sus aristas.
Lo que ves aquí no es lo que te cuentan en el noticiero de las 8. Es lo que queda después de que los comunicadores se van, los abogados callan y los políticos se alejan. Es el delito informático, cuando alguien manipula pruebas digitales para destruir una carrera y la Fiscalía empieza a investigar. Es el simulacro de terremoto, una prueba real que muestra qué tan rápido se mueve la gente cuando el pánico no es teórico. Es el Canto a lo Poeta, una tradición oral que se lleva al Metro para que no se pierda en el olvido. Son las familias que esperan subsidios que nunca llegan, los hinchas que protestan por reformas que no entienden, los jugadores que anotan en partidos que definen mundos.
En este espacio, no hay separación entre lo deportivo y lo social. Cuando el Metro extiende su horario por Kendrick Lamar, es porque la ciudad se mueve. Cuando Arturo Vidal respalda a Fernando Ortiz, es porque el fútbol chileno busca reconstruirse. Cuando Ivana Baquero se convierte en una asesina en Netflix, es porque la sociedad sigue fascinada por lo oscuro. Todo está conectado. Todo importa. Todo se cuenta tal cual.
Lo que encontrarás aquí no es una lista de titulares. Es un mapa de lo que realmente está pasando en Chile y más allá. Sin filtros. Sin pausas. Sin excusas. Aquí no se suaviza. Se registra. Y tú, al leerlo, eres parte de quien lo mantiene vivo.